En esta ocasión, el taller de escritura realizó un ejercicio de reescribir un cuento de esos que tenemos en la infancia, a continuación presentamos algunos de los resultados. Para esto, elegimos el cuento de Hanzel y Gretel que hace parte de la infancia de la mayoría de las personas participantes. Les presentamos las versiones de nuestros participantes
Foto tomada de http://www.rawshorts.com/freestockphotos/?download=nature-167
HANSEL Y GRETEL
Versión del árbol
Paola Triana (segundo semestre)
He estado rodeado por mis hermanos durante cientos de años, ya ni siquiera puedo recordar quién de nosotros fue el primero en germinar y nunca he podido determinar cuándo o cómo fuimos creados. En mi mundo no pasan muchas cosas interesantes, pero una vez mis hermanos y yo fuimos testigos de una historia bastante peculiar. Junto a mi tronco, una joven pareja de humanos construyó una pequeña cabaña y vivieron allí durante muchos años, hasta que un día la mujer dio a luz a un varón y una niña que al crecer jugueteaban junto a mí y se alimentaban de mis frutos mientras descansaban en mi sombra. Eran tiempos pacíficos, de esos que no se notan hasta que se pierden. Durante una época los humanos se hallaban preocupados por la escasez de comida así que partieron los cuatro a trabajar en lo profundo de la inmensa arboleda, pero para mi sorpresa solo pude ver volver a los dos más grandes. Esperé y esperé, pero por más que pasaba el tiempo los más pequeños no regresaban y en la cabaña reinaba el arrepentimiento y la pérdida, tanto por los niños como por la mujer, quien murió poco después de que los menores desaparecieran. Mientras tanto el hombre, preso del dolor y la culpa, volvió día tras día al bosque intentando buscar a sus hijos pero siempre retornaba más desolado que cuando se iba, y sin rastro alguno de los pequeños, se sumió en una inmensa tristeza. No fue sino hasta el atardecer de uno de esos lúgubres días que pude ver a los pequeños corriendo de regreso a casa, y abrazando a su padre le entregaron un montón de joyas que llevaban guardadas en sus delantales. La alegría volvió a su hogar incluso más fuerte que antes y aunque nadie nunca habló de lo que pasó durante el tiempo en que los niños estuvieron perdidos, la voz se corrió entre mis hermanos a quienes nunca se les escapaba una novedad en lo profundo del follaje. Se decía que los pequeños encontraron una casa llena de dulces y golosinas, y pareció que alguien los dejó entrar pero desde fuera no se podía sino oír los lamentos de la niña y los gritos del varón acompañados por las órdenes y carcajadas de una anciana. Hasta que una noche el silencio reinó y ambos corrieron durante horas a través de la espesura buscando una forma de volver a casa. Nunca sabré que fue lo que en verdad pasó y me conformo con haber escuchado tan magnifica historia. Ya soy viejo, pronto empezaré a torcerme y el hombre no tendrá más opción que cortarme para mantener a salvo a su familia, pero la historia de los pequeños Hansel y Gretel se hará conocida por todo el mundo y no morirá en tanto exista quien la cuente.
Hanzel y Gretel versión de un Daniel.
por: Daniel Felipe Soler Rozo(Octavo semestre)
Esta historia trata de Hanzel y Gretel, dos niños ricos que vivían en el valle de Chapi-alto en Bogotania. Su familia estaba conformada por Claudia y Gina, sus dos madres que se dedicaban a gobernar y tenían cargos importantes: parlamentaria y directora de educación, respectivamente. Pero Gina tuvo un pequeño desliz con unas Pruebas saber (un método mágico para vislumbrar el valor de una persona), e hizo que Claudia se molestara con ella y quisiera divorciarse porque estaba afectando su popularidad y su futura candidatura para ser reina o rey.
Hanzel y Gretel estaban escuchando la pelea de sus madres al otro lado de la habitación y preocupados por su futuro económico, o más bien por adquirir el nuevo sistema de comunicación de humo Ifone X, deciden irse de su hogar, para tomar como destino un hogar que tuviera alta popularidad.
Decidieron caminar hacia el norte del valle, donde habían escuchado que se encontraba la elite, reyes y reinas, los caballeros y las princesas doradas de Bogotania. Esa clase distinguida que sabe qué es lo que quiere y no permite que otros jueguen con lo que es suyo. Por eso, arribaron a un castillo de caramelos, ostias y pasteles. Objetos deliciosos con los que todo buen niño sueña. Sin embargo Hanzel y Gretel no sabían que a los dueños del castillo no les gustaban los dulces sino los niños indefensos.
Cuando los pequeños hermanos golpearon la puerta, salió un ser espeluznante y lóbrego, que tras una sonrisa tramposa ocultaba una serie de comportamientos macabros y maquiavélicos. Les dijo:
-¡Hola niños! ¿Desean hacer una confesión?- En su túnica negra estaba escrito un nombre que decía Orduñez Ale.
-No señor. Queremos una familia de verdad y que tengan muchas cosas y amor para ofrecernos.
El habitante de las tinieblas sonríe y los invita a pasar.
El dulce sabor de la muerte
Angélica torres
-Aquí tienes Hansel. Dijo Arthur a su hijo entregándole un puñado grande de monedas,- ve con tu hermana para que no se sientan solos. Y dándoles un abrazo les dijo-Por favor regresen pronto.
Estas fueron las últimas palabras que Arthur dijo a Hansel y Gretel antes de salir de su casa, los niños sabían que ese polvo blanco tenía un gran valor para su padre, era como su dulce prohibido. Arthur había caído muy bajo, no pensó que llegaría a tal punto de pedirles a sus propios hijos que fueran a comprar aquella sustancia que aunque pudiera otorgarle un placer momentáneo también pudiera darle un dolor infinito. Y aunque reconocía que estaba mal lo que le había pedido a sus hijos, ya era muy tarde para salir de ese negocio. Además creía que no podía llegar a arriesgarse a que lo viera la policía y confiaba que ellos no sospecharían de unos inocentes niños.
En su juventud Arthur había sentido curiosidad por consumir drogas, pero cuando conoció a Amara en la universidad, una mujer llena de valores y que iba constantemente a la iglesia, encontró un escape al encierro que había empezado a crearse en su vida. Pasaron cinco años de novios y luego se casaron, pero debido a muchos problemas económicos decidieron poner fin a su historia, y tratando de dejar sus diferencias a un lado para que el divorcio no fuera tan traumático para sus hijos acordaron que se repartirán los días de la semana para compartir con ellos. Toda esta situación hizo que Arthur tuviera nuevamente una recaída en un mundo en donde “la felicidad” se puede encontrar con tan solo un pinchazo.
Mientras Hansel y Gretel caminaban por una calle abandonada sin asfalto, no se percataron de que había un agujero en el bolsillo de Hansel, así que con cada paso que daban caían las monedas sobre la tierra húmeda. A medida que se acercaban a su destino se sentían nerviosos ya que la tarde empezaba a caer y el cielo se iba tornando cada vez más oscuro. Apresuraron su paso y cuando vieron el primer par de zapatos en el cable luz, se dieron cuenta de que habían llegado. Gretel le dijo a Hansel -¡Mira! esa es la casa de hojalata, tal como lo dijo papá. Golpearon tres veces a la puerta y desde la ventana se asomó una mujer de apariencia descuidada y con una voz bastante ronca y malhumorada que dijo-¡¿qué quieren?!
Los niños con voz temblorosa dijeron al unísono-Venimos de parte de Arthur. En ese instante el arrugado rostro de la anciana Adelia se transformó completamente, y sonriendo pensó -bien, un dinerito extra, no me vendría nada mal. Se escuchó un crujido espantoso y la puerta se abrió.
-Sigan mijitos, están en su casa. Dijo la señora Adelia con una voz dulce y amigable.
Hansel y Gratel se miraron sorprendidos y tomándose de la mano entraron a la casa.
Adalia les preguntó ansiosa-¿Cuánto dinero traen?
y Hansel respondió -100 monedas de oro.
Adelia frotando sus sucias manos dijo muy enérgicamente-¡un trato es un trato!, aquí tienes pequeño. Y de su delantal saco una bolsita transparente con polvo.
Cuando Hansel metió su mano en el bolsillo, su rostro se puso pálido al sentir con su dedo un agujero del cual no se había percatado antes de depositar las monedas que su padre le entregó. Empezó a revisar toda su ropa de forma rápida y Adelia descubrió que no había tales monedas, enloquecida por la ira, la anciana tomó con fuerza el brazo de Hansel, y Gretel intentó forcejear, lo cual fue en vano ya que esta mujer los empujó a un cuarto oscuro, cerró la puerta de un portazo y la aseguró con llave.
Mientras tanto, Arthur miraba con preocupación el reloj de la cocina, y pensó- han tardado demasiado. Su teléfono sonó y notó que su ex esposa lo llamaba, él pensó que ella quería hablar con los niños, y al darse cuenta que ellos no estaban en casa, se enfadaría pidiendo la custodia completa, lo que traería por consecuencia, que él no podría verlos ni compartir con ellos nunca más. Así que su instinto paternal despertó y salió rápido de casa, y al notar las monedas en el suelo, la angustia lo invadió aún más, por lo que se apresuró a la casa de Adelia.
En la casa de hojalata se escuchaban gritos y lloriqueos. Los niños golpearon y patearon la puerta pero por más que lo intentaron, esta no se abrió y los niños cansados por tanto esfuerzo casi que en modo de súplica pidieron agua a la señora. Y de lo estresada que estaba por tanto ruido y rabia, pensó- Arthur, me pagarás de una forma u otra. La malvada mujer llenó dos vasos de cristal con agua y de la misma bolsa que les iba a entregar a los pequeños, repartió dos cantidades iguales de polvo y abriendo la puerta les dijo- ¡¿Saben qué?! ¡Tomen su maldito vaso de agua y lárguese de aquí!, los niños no querían enojar más a la señora y solo se limitaron a hacerle caso. Lo último que se escuchó fue el sonido de los fragmentos de cristal; para ese momento Arthur ya estaba en frente de la casa de Adelia y alcanzó a oír aquel estruendo, y abriendo la puerta de forma abrupta, vió dos pequeños chicos tierados en el suelo, que ya es estaban empezando a poner pálidos. En ese instante la ira invadió a Arthur y se abalanzó sobre Adelia, golpeándola una y otra hasta romperle el cráneo.
Al verse rodeado de los tres cuerpos, Arthur rompió en llanto y comprendió que había sido víctima de su adicción y que ahora tendría que pagar las consecuencias.