El pasado 16 de marzo se realizó el conversatorio “transfeminismos perspectivas críticas y postmodernas” como una iniciativa de los estudiantes Konradistas del grupo Limites K de propiciar debates actuales que en la actualidad se llevan a cabo en las principales universidades de occidente.
En este caso, la finalidad de dicho conversatorio giró en torno a las nuevas propuestas del feminismo, caracterizado por hacer una crítica a la actual estructura social que ejerce control en las personas por medio del “entretenimiento” y el “biopoder”.
El conversatorio se dividió en dos: primero, un recorrido histórico por las dos primeras vertientes del feminismo y el movimiento gay en el siglo XX. Segundo, la propuesta transfeminista explicada por medio de conceptos como, frontera, identidad, sexualidad y patriarcado.
Los historiadores Diana Bernal y Hanz Quitián se encargaron de llevar la discusión en torno a los antecedentes que permitieran entender la propuesta transfeminista de vivir en un mundo sin géneros sexuales, en el que no hayan discriminaciones por causa de género, raza o preferencia sexual, superando así, la sociedad occidental cimentada en relaciones de dominación.
Bernal menciona que el movimiento feminista lleva un largo recorrido de lucha por cambiar los valores que nos caracterizan como sociedad, en la que las mujeres han sido consideradas históricamente como objetos, débiles, mano de obra obediente y en algunos casos, menores de edad.
Diana Bernal dice que los feminismos blancos son los referentes de lo que conocemos actualmente como Transfeminismo o feminismo de tercera generación. En primer instancia se destaca el feminismo de primera generación (Finales de siglo XVIII e inicios del XX) que pone a las mujeres como sujetos de derecho, es decir, propicia la igualdad de derechos civiles ante los hombres (estudio, herencia, voto, etc.) estas mujeres transgresoras del orden imperante, fueron llamadas “las sufragistas” quienes lograron penetrar la esfera pública otrora habitada por los hombres únicamente. Posteriormente, y después de la segunda guerra mundial (1945), el movimiento feminista se radicaliza y termina por emitir una crítica frontal al patriarcado y todos los valores sociales que se desprenden de una sociedad basada en la dominación de los hombres y de la economía de mercado; este feminismo caracterizó a las mujeres como sujetos identitarios. De esta forma la construcción de la identidad estaría ligada a la participación de las mujeres como sujetos sociales que ejercen acciones de cambio social. De esta forma, las mujeres parten de una lucha por los derechos civiles y posteriormente a la construcción de una identidad de género que hizo que irrumpieran en la esfera publica por medio de un discurso más radical y crítico de la estructura social capitalista masculina.
Seguidamente el profesor Quitián hace un recorrido por el movimiento de diversidad sexual en la segunda mitad de siglo XX para llegar al punto de partida de la tercera generación del feminismo por medio de los planteamientos de la teoría queer.
El movimiento por la diversidad sexual ha pasado por tres importantes etapas durante el siglo XX. La primera se centra en el llamado movimiento homófilo (1945-1960) que tuvo mucha acogida en Estados Unidos y en Europa occidental. Estos grupos de hombres transmitían un discurso de tolerancia y respeto, por medio de su mimetización en la sociedad estadounidense: sus manifestaciones públicas las llevaban a cabo bajo una impecable presentación (saco y corbata), comunicaban que las amistades y relaciones entre hombres no necesariamente estarían ligadas a lo sexual, por eso el concepto de homofilia. En la década de los sesenta el movimiento comenzó a proponer la idea de liberación por lo “gay”-palabra que pretendía dejar de lado la patologización de la palabra "homosexual" como persona enferma-, es decir, que los hombres con preferencias sexuales diversas se sentían y vivían oprimidas por las políticas estatales al punto de estar a tono con la liberación de todos los oprimidos (Negros, mujeres, gays, entre otros). El caso del bar Stonewall en Nueva York en 1969, en el que resultaron asesinadas algunas personas a manos de la policía, fue el detonante para que el movimiento se fortaleciera y adquiriera nuevos aires, puesto que pasan de la idea de “liberación” a la de “orgullo” cediendo una transformación en los grupos que componían dicho movimiento. Hombres y mujeres gays salieron a marchar juntos el 28 de junio de 1970 en Nueva York y en otras ciudades más del país, declarando su orgullo por ser quienes eran. Ese fue lo que se conoció como la primera marcha del orgullo gay en el mundo, que terminaría por configurar el movimiento actual LGBTI...
El profesor Quitián resaltó que durante todo el proceso llevado a cabo por el movimiento por la diversidad sexual, se generaron avances importantes, ya que los hombres, que en su mayoría componían dicho movimiento entendían que lo que los oprimía, era lo que las feministas habían caracterizado como el “heteropatriarcado”, que hacía que cualquier tipo de práctica social que escapara de los valores promovidos por la sociedad patriarcal sería considerado anatema. Entonces todo ello debía transformarse desde la cultura.
La teoría Queer surge a finales de la década de los ochenta, con una propuesta transformadora, convertir el insulto y la discriminación en un objeto de estudio y de orgullo. El significado de la palabra Queer en inglés es un insulto para referirse a la preferencia sexual de alguien o a las sexualidadaes perifericas, algo así como "marica". La teoría queer se puede entender a partir de los siguientes planteamientos: Superación del binarismo de género, abolición del patriarcado, crítica a los poderes que buscan controlar los cuerpos, reivindicación del deseo como postura política. De esta forma la teoría puede entenderse como una forma de entender la estructura social imperante transmisora de una idea radical de cultura (la cultura heterosexual), con cuerpos específicos, roles estáticos de género y sexualidades normalizadas y productivas. La teoría no solo lleva a entender la estructura que nos rige, sino que también plantea una transformación social, es decir que este cambio debe ser cultural y debe verse reflejado en la superación del orden patriarcal.
Al ser la teoría Queer un planteamiento crítico expresado en posturas como la del "performance" de género de Judith Butler, en el que cada día actuamos bien sea como hombres o como mujeres, a través de unos discursos trasmitidos por poderes simbólicos como la escuela o los medios de comunicación. O la postura de Beatriz Preciado quien plantea que los géneros y las prácticas sexuales no deben ser estáticos sino que deben fluir libremente. En el manifiesto Contrasexual (2011) Preciado plantea un cambio de contrato social en el que el Estado no sea el testigo y el que controle las practicas amorosas y sexuales de las personas.
En este punto La profesora Bernal y el profesor Hanz llegan al punto de unir, los antecedentes del movimiento feminista y el movimiento LGBTI con la teoría Queer para entender los postulados del Transfeminismo que muchas veces es ubicado junto a lo Queer. Ello responde a que el transfeminismo plantea que el género debe estar en flujo constante o en el "Devenir", la periferia y la frontera son conceptos muy utilizados para expresar la inconformidad del binarismo heteronormativo. Y como si esto fuera poco, la ciencia, al estar atrapada en la cultura imperante, también ha caído en la dualidad de verdadero-falso, acierto-error, macho-hembra, bueno-malo, 0-1.
Finalmente, "Sujeto del deseo", "identidad", "lo normal", "sexualidad" y "frontera" fueron los conceptos que giraron en torno a lo planteado por transfeministas como Itziar Ziga, Virginie Despentes, Diana Maffía y la misma Beatriz Preciado. Lo social no solo puede abordarse a partir de la necesidad de las personas sino también a partir de los deseos, donde el capitalismo como dinamizador de nuestras relaciones sociales, se está encargando de controlar y crear deseos -por eso el abordaje que hace Preciado sobre la pornografía; las identidades deben ser superadas o por lo menos deben ser móviles y fluctuantes; lo normal no puede ser el consenso social, puesto que se dejarían por fuera muchos grupos sociales que son los llamados a transformar la cultura: Autistas, mujeres, gays, locos, lesbianas, pobres, negros, Trans, entre muchos otros más. La frontera en los estudios sociales siempre ha sido un símbolo de abordaje metodológico, al evidenciar una realidad en constante continuum o en constante devenir, no una estática y normalizada por fuerzas pornofarmacológicas o ligadas al biopoder.