En esta entrada hablaremos sobre la apertura del cine mundial y comercial frente a la diversidad sexual. Este año se han hecho visibles historias de identidad de género y de amor, que escapan de lo socialmente considerado “normal”. “Carol” (2015) y “La chica Danesa” (2015), son películas que exploran desde la fotografía, los diálogos (guion) y las actuaciones, historias de mujeres lesbianas y transexuales, quienes desde su cotidianidad, logran llamar la atención frente a un cambio cultural que es imperante en nuestra sociedad, el de llevarnos a nuevas formas de relación, donde prime el respeto y la humanidad frente a lo diverso.
La película Carol es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith’s “The Price of Salt”, desarrollada en el Nueva York de la década de los cincuenta del siglo XX: dos mujeres, Carol Aird (Cate Blanchett) y Therese Belivet (Rooney Mara) construyen una relación íntima, en un mundo en el que las mujeres no habían accedido a todos sus derechos civiles y en el que las muestras de amor, entre dos chicas, era considerado anatema desde el punto de vista médico y social. La importancia de la película radica en dos aspectos: por un lado, y según Laura Martínez columnista de la revista Arcadia, nunca antes una superproducción le había dado importancia a un amor entre dos mujeres. Cabe resaltar que previamente han habido filmes de primera categoría, que han resaltado amores entre homosexuales pero casi que en su mayoría, entre hombres, por ejemplo “Filadelfia”(1993) de Jonathan Demme, “Brokeback mountain” (2005) de Ang Lee, o Milk (2008) de Gus Van Sant, entre otras películas premiadas. Por ello, esta película se hace especial en la medida en que resalta un amor lésbico interpretado por actrices de gran talla, llevando a la audiencia a ser cómplices de su relación. En segundo lugar, es de resaltar que Todd Haynes, director de la película, logra mostrar lo humano de las relaciones amorosas: son personas (humanos) las que se enamoran de otras a diario, personas del común que se relacionan por sus deseos, que en ocasiones deben ser escondidos y silenciados, a causa de las convenciones sociales que transmiten cuales son los amores "legítimos" y cuales no. En el caso de Carol y Therese una aficionada a la fotografía, deben mantener su amor en silencio por miedo a la sociedad y particularmente al esposo de Carol.
Así, el amor continua su curso fílmico en la historia de "La chica Danesa" un relato basado en hechos de la vida real sobre la primera persona transexual, con reasignación de sexo, de quien se tenga registro. Gerda y Einar (Depués Lily) una pareja de pintores daneses en la década de los veinte del siglo pasado, se embarcan en una aventura de exploración sexual en la que resultan confundidos y con muchas preguntas, ante la aparición de una misteriosa chica llamada Lily. Einar termina por confesar que desde siempre se había sentido mujer, pues su identidad de género se había aclarado después experimentar con la estética femenina.
En éste filme podemos resaltar la ambientación de la época, los círculos intelectuales europeos de principio de siglo XX, escritores, artistas y músicos del momento, hace que Lily pueda, en cierta medida, expresar su identidad de género; no obstante, la gran mayoría de europeos veían las identidades trans como algo "contranatura" e "immoral". Particularmente el discurso científico expresaba, por medio de la medicina y la psiquiatría, que las identidades transgénero, no eran más que una anormalidad en el cerebro de las personas, negándole el desenvolvimiento normal en la sociedad, llamando a esta particularidad, esquizofrenia.
Éstas dos películas han sido nominadas los premios Oscar 2016 con seis y cuatro categorías respectivamente. y no solo a estos premios, sino también en los distintos festivales de cine del mundo, como los Globo de Oro, los BAFTA o el festival de Cannes, entre otros. Ello nos lleva a pensar, que las distintas expresiones de amor en los productos audiovisuales masivos, están siendo bien recibidas por la cultura popular, a tal punto que las dos películas han sido proyectadas en salas de cine comercial en Bogotá.
Productos simbólicos de amplio alcance como lo son las películas, son un medio para rastrear los cambios culturales de una sociedad. En éste caso se están abriendo puertas de percepción a otras formas de expresión amorosa, como el amor entre dos mujeres. Así, el amor puede ser ese hilo conductor que permite unirnos como humanos, independientemente de nuestras particularidades identitarias.